Recuerdo este viaje como uno de los más bonitos que he hecho. Un paraíso a 40kms de la capital lisboeta. Aún recuerdo el olor de sus calles,la frescura de las sombras de sus frondosos árboles.
Yo era una quinceañera ávida de conocer el mundo y experimentar cosas nuevas.
Viajaba con mi familia y todo lo q veía me entusiasmaba.Siempre me gustó mucho Portugal y sus gentes,sus costumbres e idioma.
Era media mañana cuando bajé del coche de mi madre cuando me topé de frente con un hermoso castillo.La curiosidad me picaba y decidí apenas quedan las murallas de lo que fue antaño, aún se conserva un paso de ronda desde donde se puede contemplar la imagen del pueblo y al fondo el Atlántico.Hice muchas fotos y bajé hasta la muralla exterior para acceder al recinto;un enorme arco con herradura me daba paso al recinto.Desde allí avistaba la TORRE REAL pero tenía que subir 500 escalones para llegar a ella.Estuve merodeando por allí y llegué a una capilla,en el altar estaba SAN PEDRO.Me quedé un rato observándolo todo.Al salir me reencotre con mi familia que estaban haciéndose fotos.Mire de nuevo el Castillo y en un cartel se leía CASTELO DOS MOUROS.Habiamos oído que EL PALACIO DA PENA estaba muy cerca así que consensuamos visitarlo.
Bajé por una rampa serpenteada hasta llegar al palacio.En la entrada había una leyenda que decía PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD por la UNESCO en 1995.
Éste fue una de las principales residencias de la Familia Real portuguesa durante el siglo XIX.
El estilo romántico inundaba su edificio y me quedé fascinada por lo exótico del conjunto.
Ya caminando a pié por el centro me deleitaba observando las laderas escarpadas y sus valles .
Paramos a tomar un refrigerio y dar un paseo por las tiendas turísticas.El aire que corría era fresco ya que estábamos en plena sierra.
La verdad es que no echaba de menos España,me encantaba escuchar a la gente que me rodeaba hablando portugués.
Me era familiar el idioma ya que tenía familia portuguesa.
Nuestra última parada era el PALACIO NACIONAL DE SINTRA.Andamos un buen rato hasta llegar al coche,ya que el palacio se encontraba en la cima de la montaña.
Admiraba el paisaje para que todo aquello se quedara grabado en mis retinas,este lugar es como un cuento me dije a mi misma.
Después de unos minutos llegamos,pero !ohhh!una cuesta empinada hacia que el coche fuese marcha atrás,la verdad es que fue un verdadero susto,nos agarramos entre nosotros y a todo lo posible como si no hubiera un mañana.Al fin mi madre logró hacerse con el coche y mi cabeza daba vueltas.
Esperamos un rato a ver si nos daba el aire y entramos en el palacio.Sus salas interiores estaban decoradas con mosaicos y pinturas y en el exterior un hermoso jardín con plantas exóticas cuyo aroma inundaba el ambiente.
Allí me quedé unos minutos observando las flores porque allí acababa mi visita a ese pueblito tan encantador.
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PLANETAUTOR 
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